Roselyn Ramírez
1 Curso • 1 EstudianteBiografía
Hola Amor, qué gusto que estés aquí
Quiero contarte quién soy y un poco de mi historia.
Soy Roselyn Ramírez. Coach ontológica, facilitadora de procesos arteterapéuticos y guía en el cino del autoconocimiento a través del arte, la meditación y los mandalas.
Durante muchos años evadí el protagonismo de mi vida. Me exigía funcionar, cumplir, hacer lo que se suponía “debía hacer”. Pero no me permitía habitarme, sentirme ni elegirme. Vivía desde la cabeza, no desde el alma.
Todo cambió el día en que nació mi primera hija… y partió en ese mismo instante. Fue un parto sin brazos llenos, pero con el alma encendida. Viví una cesárea, el posparto, los silencios, las preguntas, el dolor más profundo que jamás había imaginado. Y, sin embargo, algo en mí despertó con fuerza ese día. Por primera vez entendí que yo estaba viva. Que todo estaba vivo en mí.
Esa experiencia me llevó a mirar hacia adentro. A detenerme. A sentir. A reencontrarme con lo que amaba hacer de niña: pintar. Fue a través de los mandalas que comencé a expresarme, a sanar, a conectar con mi verdad. El arte se volvió refugio y también espejo. Descubrí que podía crear desde el alma.
Desde entonces me he formado, transformado y acompañado a mí misma con amor y responsabilidad. Hoy tengo una familia amorosa, un hogar construido desde la conciencia y un propósito que me sostiene:
✨ acompañar a mujeres a liberar el estrés, la ansiedad y la exigencia, y ayudarlas a reconectar con su paz, su poder y su creatividad interior, a través del coaching y el arte terapéutico.
He visto a muchas mujeres sentirse más livianas, más auténticas, más en paz consigo mismas. He visto cómo se permiten parar, sentir, llorar, soltar… y volver a sí.
Me encanta pintar, aprender cosas nuevas, meditar en silencio al despertar y escribir cuando las emociones necesitan un cauce. Creo con el alma que trabajar en una misma es un acto de amor constante, y que sanar no es olvidar el dolor, sino integrarlo y transformarlo en vida.
Estoy aquí para compartir lo que me salvó: el arte, el alma y la posibilidad de volver a empezar desde un lugar más verdadero.